
Somos carne fresca
todavía sangrando.
Te desplumo en la cama
con maestría carnal
que me hace ser víscera en tu víscera,
caninos en el muslo.
Crujes. Huesos musculares.
Crujes como la astilla redimiéndose ante el fuego.
Mi fósforo crepita
hasta el asta de tu aroma,
que todo huele a vientre abierto,
a masacre labial
cuando me rajas,
machete en mano,
con ansiedad famélica de hombre
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