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ja, ja, ja...



Qué sabroso es el humo de las pasiones para una diosa.
Desde todas las chimeneas de restaurantes chinos,
de cualquier tubo de escape,
de tu cabeza, tan tensa y violácea,
desde una pipa de agua y viento,
asciende hacia el cielo esta risa mía de cascabel.

Objetivando el objeto.

Ser lente del mundo siempre supuso andar con plumas
sobre plantas de pies sin raíces.

Aquí estoy yo, desenfocada,
que mil pares de ojos ebrios
escaneen mis huesos de mentira
para hallar el secreto del orgasmo.

Qué atracción delicada
la de las chaquetas de tweed con ganas al otro lado de la calle
 

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