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Mharía



“Podría”...

Y es que me encanta el condicional.
Es el tiempo verbal de los sueños.
El momento abstracto donde imaginar
que eres otra,
que tu vida son mil vidas,
que quieres y puedes
“o querrías y podrías”,
ser tantas y tan buenas,
la mejor y la más justa.

“Haría”
rimando con “María”.

Me haría la tonta si no tuviera un coño sapientísimo
cubierto de heridas y llagas iluminando
cual llama de cirio erguido,
hasta el último rincón de mi diario.

El presente es tan sabio
que se toma todo el pasado para dar consejos.
El futuro no existe y quien diga lo contrario
sólo puede ser mujer.

El condicional es de los míos.
De los que lo quieren todo.
De las vidas rápidas
soñadas en el tren.

El condicional es la inyección sin espacio,
los hijos deshechos por la regla del mes,
la enfermedad que nunca tuviste
o podrías tener,
como el novio perfecto,
o la operación estética-improbable,
como una puntita más de speed
atravesando el túnel de la fosa nasal,
hasta la decadencia de lo posible.

La decadencia que no llega,
o llegaría,
si no fueramos aún demasiado jóvenes
para dejar de saltar como monas
en este espacio triste
que nos llama diosas del vacío.

Me gustan las tigresas.
Y las rayas pintadas en su piel de tigre vaginal.

Podría
Escribir cosas más cortas.
Esperar que alguien me entienda
o diga, “sí, sé de lo que habla esta chica”,
si no fuera porque no espero nada
ni a nadie que no sea yo
entrando por la puerta con una exclamación
de victora en los labios.
Con un “¡já!, te lo dije”,
directo a mi misma.
Clavado justo en el centro de la diana.

Vámonos,
es hora de filmarnos a oscuras.

Sólo tú sabes dónde estás tocando.
Qué sinfonía extraña,
la de ser hombre y mujer
a la vez en la cama.

Comentarios en esta entrada

GiraLima

viva la constancia!

yo estoy sequita... dentro de poco me riego.

te quiero maja

Anónimo

Podrías María
ser la realidad del sueño
y subir al monte de tu propia eMe

un abracito comadre

 

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